Los Dioses también sangran, en sus templos divinos,
mientras el destino se escapa, como arenas en el camino.
Mis sueños, tantos sueños, no encuentran el despertar,
se pierden en las sombras, sin poderme alcanzar.
En el altar de la vida, ofrezco mis penas y anhelos,
mientras el tiempo se desvanece en sus velos.
Ya no llegué a destino, extraviado en el sendero,
perdido entre promesas rotas y sueños pasajeros.
Los Dioses también sangran, sus heridas en silencio,
y en mi pecho late el eco, de un amor que fue intenso.
De tanto soñar, mis alas se han quebrado,
ahogado en la ilusión, sin lograr ser liberado.
Pero aún en la oscuridad, una luz titila en mi interior,
un suspiro de esperanza que aviva mi fervor.
Aunque mis pies no hallen un rumbo definido,
mi corazón anhela encontrar un nuevo latido.
Los Dioses también sangran, pero renacen de su herida,
y en cada gota derramada, hay una fuerza escondida.
Ya no llegué a destino, pero sigo en mi búsqueda,
despertando del letargo, con valentía y lucha.
De tanto soñar, al fin aprendo a despertar,
a caminar en pos de mis sueños sin cesar.
Los Dioses también sangran, y yo me levanto,
consciente de que en la adversidad, también se encuentra el encanto.
Dioses...
Destino...
Despertar...
MxAx