En el eco del vacío,
cuando el mundo calla su rumor,
despierta un huésped frío,
una voz sin corazón.
cuando el mundo calla su rumor,
despierta un huésped frío,
una voz sin corazón.
No es la mía, no es mi mente,
es un susurro que no pedí,
un ente persistente,
que habita en el silencio de mí.
Me cuenta mis miedos,
me siembra la duda,
y en la calma de mis nervios,
su eco me desnuda.
Un intruso en la soledad,
un grito en la quietud,
la otra cara de mi verdad,
con voz de incierta virtud.
Estas muy poético ultimamente y no se te da nada mal. Un abrazo
ResponderEliminarme alegra tu comentario, entonces indica que las clases han tenido buenos resultados
Eliminarsaludos!
Parece que hables de esas ideas recurrentes que nos causan insomnio. Gran poema
ResponderEliminarsi, dan que pensar y en clave poema no golpea tan fuerte
Eliminarsaludos
En septiembre he estado muy ausente de blogs, qué bueno que me visitaste, me alegraste, muchas gracias. Aquí estoy leyendo tu interesante poema.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Carlos:
ResponderEliminar¿nuestro otro yo? ¿Nuestra consciencia? ¿Nuestro amigo invisible? ¿Nuestro ángel de la guarda? ¿El "horla" de Maupassant?
Salu2.
Hola Carlos. ¡qué buen poema!
ResponderEliminarEsas voces que nos alertan...o nos inquietan...o nos ayudan a encontrarnos aunque a veces no quisiéramos...
Saludos (nevados hoy porque la primavera se olvidó de llegar a Ushuaia)
Somos esclavos de nuestras mentes.
ResponderEliminarEs muy difícil dominarlas.
Me ha encantado pasar a leerte Carlos.
ResponderEliminarUn abrazo.