viernes, 15 de diciembre de 2023

Viajero del Tiempo (05)...

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En el momento del Big Bang, donde el tiempo y el espacio se entrelazaban en un caos primordial, el viajero del tiempo se encontró con una presencia inmensurable y majestuosa. Un ser cósmico que trascendía la comprensión humana. Era Dios, la esencia primordial que había dado origen al universo.

Dios, en su infinita sabiduría, percibió la presencia del viajero del tiempo y lo convocó para rendir cuentas de sus acciones. En una conversación que trascendía el tiempo mismo, Dios cuestionó las intervenciones del viajero en la historia humana y el abuso del libre albedrío de sus creaciones.

El viajero del tiempo, humilde ante la presencia divina, explicó sus motivaciones y las razones detrás de sus acciones. Le relató sus intentos de mejorar la comprensión de la verdad y la realidad, su deseo de ofrecer a la humanidad un camino más armonioso.

Dios, en su benevolencia, comprendió las buenas intenciones del viajero. Sin embargo, le reveló las verdades fundamentales de la existencia y el propósito de la vida. Le explicó que la verdad no podía ser dictada o forzada, sino que debía descubrirse y vivirse individualmente. También le mostró que el libre albedrío era un regalo precioso, y aunque el sufrimiento y la discordia eran inevitables, eran parte intrínseca del proceso de crecimiento y evolución.

Con paciencia divina, Dios compartió la comprensión de que el sentido de todo radicaba en la búsqueda constante de la verdad y el amor, en el crecimiento espiritual y en la conexión con el tejido mismo del universo. La humanidad, con sus desafíos y triunfos, era una expresión única de esa búsqueda.

El viajero del tiempo, iluminado por estas revelaciones, aceptó la responsabilidad de sus acciones y se comprometió a dejar que la historia humana siguiera su curso natural. Con la bendición de Dios, continuó su viaje a través del tiempo, ahora con una comprensión más profunda de la complejidad de la existencia y la importancia de la libertad y el aprendizaje individual. Su misión, que había comenzado con la búsqueda de un enigma perdido, había evolucionado hacia una exploración espiritual que trascendía los límites del tiempo y la comprensión humana.

El viajero del tiempo, ahora designado como el mensajero de las buenas y malas noticias por la voluntad divina, asumió su nueva responsabilidad con humildad y determinación. Se le encomendó la tarea de comunicar los designios de Dios a lo largo de la historia humana, siendo una guía en momentos cruciales.

Su primera misión fue una paradoja en sí misma. Debería comunicar el nacimiento del hijo de Dios a María, una tarea que chocaba con su conocimiento anterior de que Jesús, tal como se conocía, no había existido en la forma tradicional. Sin embargo, comprendió que su papel como mensajero requería cumplir con exactitud los eventos establecidos por la historia.

Apareció ante María como una luz radiante, un ser celestial que irradiaba amor y paz. Le comunicó el mensaje divino, anunciándole que concebiría al hijo de Dios. María, llena de gracia, aceptó su destino con humildad y devoción, sin saber la complejidad de los hilos del tiempo que tejían su historia.

A medida que el mensajero del tiempo continuaba sus viajes a través de las eras, llevaba consigo la carga de equilibrar las paradojas y contradicciones que surgían de su conocimiento temporal. Transmitía tanto las noticias de alegría como las de tribulación, guiando a la humanidad en su viaje espiritual.

En su papel como mensajero, experimentó la belleza y la tristeza de la existencia humana. Anunció descubrimientos, inspiró cambios y consoló en momentos de dolor. Se presentó de diversas formas: como ángel, como luz misteriosa, incluso como seres extraterrestres en tiempos más avanzados. Cada aparición era adaptada a la comprensión y las creencias de la época.

A lo largo del tiempo, el mensajero se dio cuenta de que su misión iba más allá de corregir errores pasados. Estaba contribuyendo a la complejidad de la historia humana y, al mismo tiempo, ofreciendo orientación y consuelo en medio de las incertidumbres.

En su travesía, el mensajero del tiempo aprendió a aceptar la paradoja de su existencia y a comprender que, en el tejido del tiempo, las verdades espirituales eran tan esquivas como las verdades históricas. A medida que avanzaba en su papel designado por Dios, se esforzaba por transmitir el mensaje de amor, esperanza y búsqueda espiritual, guiando a la humanidad hacia un destino que, aunque envuelto en misterio, estaba imbuido de significado y propósito.

Pero, para nuestro viajero del tiempo, queda todavía una última misión...

...continuará

5 comentarios:

  1. Un giro inesperado en esta historia que me ha encantado. Ahora a esperar el próximo capítulo que espero sea tan especial y bonito cómo este.Saludos

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  2. Cuando crees que lo sabes y crees que conoces las derivas llega el autor (Carlos) y lo cambia todo y nos sorprende. veremos como se me da entender la próxima entrega. Un abrazo

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  3. Nos has dejado intrigado con esa última misión, es curiosa la imagen que das de Dios diaogndao con el viajero del tiempo, les ha faltado una tacita de café y un rincón acogedor. :) Coincido con Charo es que es un enfoque especial y hermoso, algo que solo se encuentra en la literatura . Un abrazo

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  4. Seguirá siendo un misterio.
    Lo que da para un sinfín de suposiciones e interpretaciones.
    Es muy interesante tu recreación.
    Abrazos.

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  5. Así que el dios creador al final de todo, o al principio, es el dios cristiano... ¡Quién lo diría!

    Saludos,
    J.

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