A mi yo de ayer, te pido disculpa si no pude hacer lo que quisiste ser...
Érase una vez, en un tranquilo pueblo rodeado de cerros y mar, vivía un niño llamado Carlos. Carlos era un niño imaginativo y creativo, con una mente llena de historias y palabras. Desde muy temprana edad, sabía exactamente lo que quería ser: un escritor.
Cada noche, Carlos se sumergía en libros y dejaba volar su imaginación por las páginas impresas. Soñaba con crear mundos de ficción, dar vida a personajes inolvidables y compartir sus pensamientos y emociones a través de la escritura. Pero mientras crecía, las presiones de la realidad se interponían en su camino.
Conforme Carlos se adentraba en la adolescencia, las expectativas y los consejos de los demás comenzaron a influir en sus decisiones. Sus padres, preocupados por su futuro, le recordaban constantemente la importancia de buscar una carrera "segura" y estable. Los sueños de Carlos de convertirse en escritor se desvanecían lentamente.
Poco a poco, Carlos comenzó a ceder a las voces que le decían que la escritura era un camino incierto y poco práctico. Aunque seguía disfrutando de la literatura y escribiendo en su tiempo libre, relegó su pasión a un segundo plano y se enfocó en estudiar una carrera que consideraba más "segura". Se convirtió en un exitoso ingeniero, pero siempre había una parte de él que anhelaba lo que podría haber sido.
Un día, mientras ordenaba su antiguo escritorio, Carlos encontró una vieja libreta llena de poemas y relatos que había escrito en su adolescencia. Entre las páginas amarillentas, descubrió una nota escrita en su propia letra: "A mi yo de ayer, te pido disculpa si no pude hacer lo que quisiste ser..."
Aquellas palabras resonaron profundamente en el corazón de Carlos. Recordó la pasión que solía sentir por la escritura y la sensación de libertad que encontraba al expresarse a través de las palabras. Se dio cuenta de que había dejado de lado una parte esencial de sí mismo por complacer a los demás. Decidió que era hora de enfrentarse a su yo de ayer y perseguir su sueño de ser escritor.
Carlos se inscribió en talleres de escritura, leyó libros inspiradores y comenzó a escribir con más regularidad. Descubrió que el amor por la escritura nunca lo había abandonado por completo y que tenía una voz única y valiosa para compartir con el mundo.
Con el tiempo, Carlos se convirtió en un escritor reconocido. Sus historias conmovieron a los lectores y sus palabras resonaron en los corazones de aquellos que las leían. Publicó su primer libro y recibió el reconocimiento de la crítica literaria. Carlos finalmente había cumplido su promesa a su yo de ayer, convirtiéndose en el escritor que siempre había deseado ser.
Desde aquel día, Carlos siguió escribiendo con pasión y dedicación, compartiendo su amor por las letras y las historias con el mundo. A través de su escritura, inspiró a otros a seguir sus sueños y a no dejar que las expectativas de los demás les impidieran ser quienes realmente querían.
Fin
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