Una madrugada de junio, en un día jueves bajo el signo de Géminis y el año de la Serpiente, presencié mi propio nacimiento después de muchos intentos y errores. Logré calcular con precisión la fecha y el momento exacto en el espacio y tiempo del universo. No vamos a hablar de paradojas, ya que Albert estaba equivocado con su teorema. Después de décadas, aprendimos cómo engañar las leyes de la física, aquello de que una misma materia podría ocupar dos espacios al mismo tiempo. Pero es difícil de explicar en pocas palabras cómo engañamos algunos principios de la física. Mi yo de 46 años presenció a mi yo recién nacido, pero no somos la misma entidad. El de 46 años es solo energía, mientras que el recién nacido está compuesto por moléculas que con el tiempo cambiarán de estado. Pero como dije, es complicado de explicar de manera sencilla.
Lo interesante e importante es observar cómo llegué a este planeta, ver a mi madre joven y a mi padre. Jamás pensé verlo tan delgado y con esos pantalones de estilo hippie, con su barba y bigote. Bueno, no era la década de los 60, pero se ve bien. Y mi madre, tan hermosa como siempre, con su largo cabello negro, me miraba con todo el amor del mundo. Ya tenía en mente mi primer nombre, que sería el de mi abuelo materno, y el segundo sería el de un amigo de mi padre. Siempre estuvo en discusión si poner el tercer nombre, el del padrastro de mi padre, pero mi abuela ganó esa decisión, así que tengo tres nombres.
En una madrugada del 16 de junio de 1977, llegué a este planeta. Me veo tan pequeño, tan frágil. No tengo idea de las aventuras que viviré ni de las desilusiones que me esperan, pero superaré las alegrías y los triunfos. Me encantaría escribirme una carta advirtiéndome sobre cada obstáculo y animándome a tomar otras decisiones, incluso advertirme sobre esa extraña gripe que vendrá de China y no tomarla a la ligera. Pero sé que no debo intervenir en nada, ni mucho menos en mi pasado. Solo se me permitió venir como Observador, fue un regalo que quedará grabado en mi memoria.
Ahora debo regresar a 2023 y entregar el artefacto que permite viajar a mi yo del 2037, el año en que logré realizar estos viajes. Espero que me permita acompañarlo y experimentar cómo será ese año. A decir verdad, no me veo tan viejo después de 60 años. Espero que me dé permiso para viajar al 2037. Este fue el mejor regalo que he tenido, este breve viaje a mi pasado y presenciar mi propio nacimiento. Espero que sea el inicio de muchos viajes y que pueda plasmarlos de alguna manera en este blog. ¿Seguiré escribiendo en 2037? No lo sé.
Este es solo el comienzo. Nos leeremos en el futuro...
Continuará...
MxAx