Había una época en la que el mundo estaba impregnado de magia, donde dragones majestuosos surcaban los cielos, poderosos magos dominaban los elementos y valientes guerreros blandían sus espadas con destreza. En aquellos tiempos, la magia fluía libremente por el planeta, y los distintos planos de existencia podían ser cruzados sin restricciones. Una tregua se había establecido, garantizando la paz y evitando cualquier acto de maldad proveniente de un plano al otro.
Sin embargo, en medio de esa armonía, apareciste tú. Ya habías sembrado tus ideas en Edén, y ahora volvías a interferir en esta nueva era. A pesar de las advertencias y peticiones de desaparecer, siempre fuiste desobediente. Te asociaste con demonios y, como resultado, engendraste una progenie de mil demonios. Buscaste la forma de cruzar nuevamente el portal hacia este plano, y una vez más, corrompiste las mentes de la humanidad de esta era con tus malvados designios.
Tu existencia está marcada por la destrucción y tu crueldad no tiene límites. Engañaste a un noble Elfo, robándole su corazón y consumiendo su esencia para acceder a este plano de existencia. A medida que tus sombras se alzaban, una oscuridad se extendía por cada rincón del mundo. La magia, antes fuente de esperanza y sabiduría, se retorcía bajo tu influencia, convirtiéndose en una herramienta para el caos y la opresión...
continuará...