Hace muchos siglos conocí a una mujer de luz
En los cerros desiertos de un planeta llamado Valparaíso
Bailó conmigo una música sensual
Sobre el mar cubierto de estrellas
En casas alegres llenas de victrolas
Me desnudó con los paisajes de su casa de la infancia
Eran ardientes sus ojos
Eran llamas calcinantes sus deseos por mí
Pero tuve que volver a mi nave y seguir por el Universo
Suelo en las tardes sin lunas
Ver por la pantalla del computador
Cuando ya todos los sistemas solares se han apagado
Pasar siempre una sirena somnolienta que me hace señas
Y canta eternamente por mí.
CARTA TERCERA
Javier Campos
(Imágenes correspoden
alrededores de La Calera, Chile)