Había una vez un intrépido viajero del tiempo llamado Carlos. Su aventura comenzó cuando, en un encuentro misterioso, él mismo, un anciano Carlos proveniente del futuro, le entregó un artefacto que le permitiría viajar a través de las eras. Con emociones que mezclaban la curiosidad y la excitación, Carlos joven decidió aventurarse al pasado remoto, a la época de los dinosaurios.
Antes de iniciar su viaje, el anciano Carlos del futuro le advirtió solemnemente: "No debes interferir en el curso natural de las cosas. Observa, aprende, pero no toques nada. El equilibrio del tiempo es frágil, y cualquier pequeña alteración puede tener consecuencias inimaginables".
A pesar de la advertencia, la impaciencia y la tentación llevaron a Carlos a ignorar las palabras sabias del anciano. Al llegar al periodo de los dinosaurios, quedó maravillado por la majestuosidad de estas criaturas prehistóricas. Sin embargo, la fascinación pronto se transformó en una curiosidad insaciable.
Contra todo consejo, Carlos decidió explorar más de cerca a los dinosaurios y, en un momento de imprudencia, tocó una planta que, sin darse cuenta, estaba destinada a convertirse en parte vital del ecosistema. Esta acción aparentemente insignificante desencadenó una serie de eventos que alteraron el flujo del tiempo de manera irreversible.
Al regresar al presente, Carlos notó de inmediato que algo estaba mal. Las ciudades modernas habían desaparecido, reemplazadas por exuberantes selvas y vastas llanuras donde los dinosaurios caminaban en lugar de los humanos. Se dio cuenta de que su imprudente acto había alterado la cadena alimentaria y el equilibrio ecológico, llevando a los dinosaurios a la cima de la cadena evolutiva.
Desesperado por corregir su error, Carlos regresó al pasado, esta vez decidido a reparar las consecuencias de su intromisión. Sin embargo, cada intento por corregir el curso del tiempo solo parecía empeorar las cosas. Con el peso de la responsabilidad sobre sus hombros, Carlos se enfrentó a la realidad de que sus acciones habían cambiado el destino del planeta de una manera que no podía deshacer.
El anciano Carlos del futuro, al darse cuenta de la imposibilidad de remediar el error, propuso una solución drástica: destruir esa línea de tiempo con un meteorito y quedarse con otra línea de tiempo donde los dinosaurios murieran en el pasado y los humanos dominaran la Tierra.
Carlos joven, atormentado por sus acciones, aceptó la propuesta del anciano. Juntos, lanzaron un meteorito desde el futuro, alterando la realidad y cerrando la línea de tiempo donde los dinosaurios dominaban el mundo. Aunque la solución era extrema, era la única manera de restaurar el equilibrio y permitir que la humanidad floreciera en el presente...
mXaX
Bonita historia. Ahora se ha producido un cambio climático, que es perjudicial para la naturaleza y para el hmbre. Espero que la humanidad rectifique antes de que sea demasiado tarde.
ResponderEliminarUn abrazo.
Regresas con una bonita historia, ojala todo salga bien. Abrazos
ResponderEliminarHola Carlos, pienso como Antonia pero tengo mis dudas que en realidad haya verdadera disposicón para enmendar lo que tenemos encima. La esperanza no la pierdo, pero, pero, peroooooooo...
ResponderEliminarDe nuevo estoy por aquí. Un abrazo.
Carlos,
ResponderEliminarme alegra tu vuelta.
Viajar en el tiempo es muy peligroso...
Salu2.
El efecto mariposa tiene siempre efectos imprevistos..... Espero que ese meteorito tenga el peso y la velocidad justa ... porque como no lo tenga veo las mariposas del futuro dominando la galaxia...
ResponderEliminarMe quedé con la duda de cuál habría sido la macana del primer Carlos que vuelve del futuro, esa que inaugura el relato. Tiene que ser diferente de la siguiente, si no, estarían en un loop eterno.
ResponderEliminarConcuerdo con que es peligroso, interesante y muy atractivo como plan, pero con muchos peligros.
Si me ofrecieran viajar en el tiempo lo haría unos 2,000 años atrás.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola, Carlos! Me da mucho gusto que vuelvas a publicar. ¡Enhorabuena!
ResponderEliminar¿Qué pasaría si fuera posible ese viaje en el tiempo? Quedan muchas preguntas en el aire, porque tal vez serían muy diferentes condiciones y eso cambiaría los efectos.
Un abrazo!
Hubiera preferido un mundo sin humanidad, pero bueno...
ResponderEliminarSaludos,
J.
Vaya, vaya, ahora sabemos de donde vino el meteorito que cayó en Yucatán. De una imprudencia de la humanidad, como todo lo que hacemos. Que no se preocupe el Carlos joven. Todos los humanos hacemos tontadas y somos muy curiosos y desobedientes. Excelente relato. Un gusto encontrarte.
ResponderEliminarTe dejo un beso.
¡Vamos, escribe!
ResponderEliminarAbrazos.