Y nuevamente es lunes sobre la ciudad... yo me callo, y les dejo el siguiente cuento Zen...
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Cuentan que una vez, un hombre muy anciano, cansado de escuchar las quejas de sus cuatro hijos, y de ver cómo juzgaban a otros hombres constantemente, decidió darles una lección. Mandó a cada uno de ellos a visitar un peral que estaba lejos, muy lejos. Pero mandó a cada uno de sus hijos en distintas estaciones del año. Así, el hijo mayor fue en invierno, el segundo, en primavera. El tercer hijo fue a observar el peral en verano, y el último, en otoño.
Cuando terminaron de visitar todos al peral, el hombre reunió a sus hijos y les preguntó:
– Y bien, explicarme cómo es el árbol que habéis visto.
Comenzó a hablar el hijo mayor:
– Un árbol horrible, desnudo, con ramas retorcidas. Sin duda, un esperpento de árbol.
– ¡Qué va!- dijo entonces el segundo hijo- ¡El árbol estaba repleto de brotes dispuestos a nacer! Todo un árbol lleno de promesas…
– No sé qué habéis visto vosotros, hermanos, pero no es lo que yo vi- dijo el tercer hermano- Mi peral estaba repleto de flores. Es un árbol lleno de vida y vitalidad. De dulzura, plenitud y mucha belleza.
– Pues yo no lo vi como tú dices, hermano- dijo el más pequeño- Mi árbol tenía frutos, estaba lleno de peras jugosas y listas para comer. Pero el peso de la fruta encorvaba las ramas y las hojas estaban a punto de marchitarse. Se le veía cansado y sus hojas estaban a punto de caer.
– Todos tenéis razón- dijo entonces el padre- Cada uno de vosotros habéis visto el árbol en una estación diferente y éste ha cambiado. Por eso, no podéis juzgar al árbol por cómo es en una sola estación, sino en todas ellas. Igual ocurre con las personas. Tampoco podéis juzgarlas por cómo son en un momento dado. Y como ese árbol, solo podréis recoger los frutos de la vida al final del trayecto, cuando ya hayáis pasado por todas las estaciones de la vida…
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Feliz Lunes!!!
MxAx
Qué padre tan desgraciado. Cuatro hijos más NEZ-IOS que ZEN.
ResponderEliminarAunque el que esté libre de ser corto de miras en algún tema concreto, que tiere la primera piedra.
Un saludo.
jejejejeje ok ok libre expresión, pero con respeto
Eliminarsaludos
Qué parábola más descriptiva de lo que cada uno puede ver.
ResponderEliminarUn placer leerte.
Un fuerte abrazo de lunes, para mi uno de los mejores días de la semana.
Muchas gracias por tu visita, y por comentar.
EliminarEl lunes hay que tomarlo con el mejor de los ánimos...
saludos
Un relato para reflexionar, me encantó.Saludos
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario y visita
Eliminarsaludos
Siempre interesantes las moralejas asiaticas. He venido antes y te estaba contestando ha llegado visita y no se si he enviado el comentario o no, Un abrazo
ResponderEliminarHola, si muy cierto, las moralejas asiaticas dejan mucho de enseñanza.
EliminarCreo, que tu mensaje antes de las visitas que comentas, se perdió, ya que solo llegó este en "estado de moderación", y en spam no tengo mensajes nuevos.
Abrazo
gracias conocía la historia pero me ha gustado volver a leerla.
ResponderEliminarSí, Carlos, la vida nos sale al encuentro y no viene en paquete cerrado. La vida no es lo que nos sucede sino cómo gestionamos lo que nos sucede...
ResponderEliminarMe ha gustado este cuento, ya que yo intento ser bastante zen, otra cosa es que lo consiga siempre.
Un abrazo,
uno de los principios de la filosofía Zen es vivir la vida tal y como acontece en el momento presente...
Eliminarabrazos!!!!