jueves, 25 de septiembre de 2008

Con mucho odio, dolor... digo basta!!!

Este es un extracto que salio hoy jueves 25 de septiembre en La Nación online...

Mariela tiene diez años. No ve, no oye, no se mueve, no emite sonidos, se alimenta y elimina desechos de su organismo por sondas, respira con la ayuda de un saturador de oxígeno y no expresa emociones. Sin embargo mantiene siempre sus grandes ojos abiertos, y de vez en cuando se ve una lágrima caer por su mejilla. Un gesto que estremece, pero que no es atribuible a una emoción, según comentan las "tías" que la cuidan. Mariela nació normal, sin enfermedades ni complicaciones de ningún tipo. Era un bebé como cualquiera, pero antes que siquiera esbozara sus primeros pasos, tuvo que enfrentarse a un infierno puertas adentro. Sus padres la maltrataban a menudo. No eran golpes. Eran palizas. La última de ellas -a dos meses de cumplir los dos años- la llevó de urgencia al hospital. No hubo mucho que hacer. Mariela sobrevivió, pero a un alto costo: quedó con daño neurológico severo y en estado vegetal.

Un tribunal de primera instancia sentenció a ambos progenitores a doce 12 años de cárcel, pero han apelado y continúan en libertad. Ninguno ha estado preso nunca y siguen a cargo del cuidado de otros dos hijos. Incluso tienen autorización de visitar a Mariela en forma vigilada. De hecho la han ido a ver en un par de oportunidades. La última vez, hace dos años, de los ocho que ha estado internada y conectada a máquinas en la Casa Nacional del Niño, donde recibe la atención especializada que necesita y donde un equipo de profesionales la peina, lava y mantiene preciosa y cuidada en su frágil cuerpo sin movimientos.

Mariela no alcanzó a comprender su drama. Por qué tuvo que sufrir tal nivel de violencia ni por qué la justicia ha tardado tanto. Tampoco se enteró cuando sus padres fueron a verla. Y es que no puede enterarse de nada. Ellos la dejaron "muerta" en vida.


Mientras leia, a punto de llorar, sentimiento de rabia, impotencia, como un padre puede destruir la vida de su hijo, a quien vio nacer que le entrego la vida, algo tan presiado.


Como es capaz de abusar, golpear a un ser tan indefenso...

No logro entender, que esos padres se dignen de llamarse asi...

Ni los animales, maltratan a sus crias...

La rabia me embarga, a aquel desgraciado, no lo mataria, si no que lo golpearia hasta el segundo antes de que muera, y cuando sus heridas cierren volveria a darle una paliza, que sufra en vida, perdon por lo que digo...

Pero, hoy en dia hay cosas que no me cuadran...


Fuente: La Nación


5 comentarios:

  1. Realmente es conmovedor el texto que transcribes.. Y tambien siento rabia e impotencia cuando veo o me entero de estos ataques.

    De verdad creo que este tipo de cosas no tienen nombre, indignan y dan asco y algo de vergüenza... Padres que golpean a sus hijos es algo del pasado, pero en este caso es un crimen y una forma en que se expresa lo enferma que esta nuestra sociedad.

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  2. Es dificíl de entender..que supuestamente los que te aman son los que te hacen daño!
    pobre niña, ojala que sus padres paguen con sangre tanto dolor que le han causado.
    abrazos.

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  3. Hola!!!!!!!!

    Cuanta razón tienes, y como dice mi nueva amiga de la cibernética Mágica, demos luz a esos seres que viven en la oscuridad y demos luz a esta personita.............

    El oto día leía en el diario Clarín una nota sobre lo bien que le hace a las personas escribir en los blogs, debería publicarla para que todos pudieran leerla.

    Un besote y abrazo de oso.

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  4. MALDITOS!!!!

    sólo eso puedo decir....

    no sé porqué, pero a mis 20 años de repente aflora en mí el deseo de ser padre.... y cuando veo, oigo o leo noticias como ésta, se me parte el alma.....

    pobre niña....


    saludos carlos!

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  5. La justicia es ciega, pero a veces llega a ser indolente y raya en la indiferencia, todo porque los jueces deben ajustarse al "debido proceso" y no pueden beneficiar arbitrariamente a la víctima sin que hayan pruebas suficientes, a riesgo de cometer un error.
    ...pero en este caso se fueron literalmente al chancho.

    Es condenable que los agresores sigan en libertad y la víctima esté virtualmente encerrada para siempre en un cuerpo carente de movimiento. Cuando veo a una madre golpeando a su hijo en la calle les digo "contrólese señora", a riesgo de que me empapele a garabatos por meterme, pero no me importa si salvé a un niño de la ira descontrolada de su madre.

    A veces uno puede jugar a ser un superhéroe.
    Saludos.

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